La Infraestructura Verde es un
concepto relativamente reciente que se está implantando a pasos agigantados en las
políticas ambientales, territoriales y urbanísticas europeas y nacionales. Esta
nueva figura da respuesta a un planteamiento radicalmente distinto de las
infraestructuras tradicionales existentes, basándose en las funciones que
presta naturalmente el territorio o el medio ambiente, en lugar de cambiar artificialmente el
entorno para la prestación de determinadas funciones o servicios.
La Unión Eurpea define la infraestructura verde como una red
estratégicamente planificada de zonas naturales y seminaturales de alta calidad
con otros elementos medioambientales, diseñada y gestionada para proporcionar
un amplio abanico de servicios ecosistémicos y proteger la biodiversidad tanto
de los asentamientos rurales como urbanos (Documento "Construir una
Infraestructura Verde para Europa", http://ec.europa.eu/environment/nature/ecosystems/docs/GI-Brochure-210x210-ES-web.pdf). La Generalitat Valenciana
ha sido una de las primeras en España en incorporar esta figura en su
política y legislación territorial. La Estrategia Territorial de la Comunitat
Valenciana de 2011 y la Ley 12/2009 que modificó la Ley de Ordenación del
Territorio y Protección del Paisaje (en la actualidad la Ley de Ordenación del
Territorio, Urbanismo y Paisaje, LOTUP) incorporaron la infraestructura verde en
los instrumentos de ordenación territorial y de planificación urbanística como
determinación de la ordenación estructural que debe quedar recogida en la
elaboración de los planes urbanísticos y territoriales desde su inicio. La
Infraestructura Verde se define en la LOTUP como un sistema territorial básico
compuesto por un conjunto de espacios con valores ambientales, territoriales y
culturales y un entramado territorial de corredores ecológicos y conexiones
funcionales que ponen en relación los elementos anteriores (art. 4.1.
LOTUP).
Generalmente se asocia el
concepto de Infraestructura Verde a la protección del territorio, sin embargo
esta es sólo una de las facetas de esta infraestructura, que va mucha más allá
de la conservación y la preservación de determinados espacios. La Infraestructura Verde parte de la existencia de ámbitos territoriales y de
actuaciones ambientales en el territorio que, además de proteger la
biodiversidad, prestan servicios ambientales y mejoran la calidad vida de las
personas. El mantenimiento y adecuado aprovechamiento de estos recursos y
funciones que existen en nuestro
entorno conllevan beneficios para nuestra salud, nuestra economía y nuestro
desarrollo integral como personas.
Un ejemplo sencillo de una
medida de infraestructura verde sería establecer un perímetro de protección de
los acuíferos que abastecen de agua a las poblaciones. La aplicación de esta
medida supondría que en la ordenación de la zona correspondiente se establecieran
usos que no incidan en el subsuelo. El coste de la medida es muy pequeño y los beneficios son significativos ya que
se está propiciando un agua libre de contaminantes que nos aporta agua de mejor
calidad para el consumo y supone un menor coste de tratamientos de potabilización,
por lo tanto un triple efecto beneficioso, ambiental -por la protección del
espacio y la calidad del recurso-, social y de salud -por la mejora de la
calidad del agua- y económico -por el menor coste económico de tratamiento del
agua-.
Se
podrían poner muchos más ejemplos: ahorro de energía, reducción del efecto isla
de calor en áreas urbanas, aire de mayor calidad en áreas urbanas, captación de
gases de efecto invernadero, fomento de la calidad de los alimentos en zonas de
alta productividad agraria, recuperación de la identidad de los territorios,
hacer atractivo el territorio para inversiones y talento, y otros muchos
beneficios que en otros países desarrollados ya están percibiendo.
Los
norteamericanos han puesto en marcha un sinfín iniciativas de infraestructura
verde, en este sentido la ciudad de Nueva York tiene un plan de infraestructura
verde desde el año 2010 centrado en la infraestructura verde urbana con medidas
tales como jardines en los tejados, tratamiento de aguas residuales o permeabilización
del suelo urbanizado; los británicos también han expandido multitud de planes y
estrategias de implantación de infraestructura verde, por ejemplo Londres
publicó en marzo de 2012 el documento de infraestructura verde y espacios
abiertos “The all London Green Grid”; Francia en junio 2010 publicó el documento “Green and blue
infraestructure”, fruto de más de dos años de trabajo entre administración,
ONGs y socios socioeconómicos.
La infraestructura verde
aparece en ocasiones como complemento y en otras como alternativa de las
infraestructuras tradicionales. Su implantación puede suponer un coste cero
para obtener agua, suelo, aire de calidad y otros servicios ambientales que se
obtienen naturalmente, bastando una adecuada ordenación de los usos del territorio.
Y, como las infraestructuras tradicionales, se precisan inversiones -aunque de
mucho menor coste- para actuaciones o proyectos de desarrollo de sus funciones
económicas, sociales y ambientales.
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